Huevos: precios congelados y costos en aumento, la complicada situación de las granjas

nte el fuerte aumento de los costos de producción y la imposibilidad de incrementar los precios congelados desde el 6 de marzo, los productores argentinos de huevos se enfrentan a un escenario muy complejo.

Desde la Cámara Argentina de Productores Avícolas (Capia) advierten que el sector se encuentra ante un combo explosivo que se explica por un mercado hiperregulado, con precios máximos y topes para la venta no actualizados, con un fuerte incremento de costos, insumos y salarios, y que se corona con el ingreso de productos extranjeros provenientes de Brasil al mercado interno.

“Necesitamos que el Estado tome definitivamente la decisión de promover las transformaciones necesarias para acompañar el desarrollo de nuestra industria y nos ayude a ofrecer soluciones alimentarias en este contexto único que atraviesa la humanidad y el país como consecuencia de la pandemia de COVID-19. Nuestra inquietud es simple: ayúdennos a ayudar”, expresó Javier Prida, presidente de la entidad.

Desde Capia sostienen que este año ha sido totalmente atípico: el productor avícola nunca ha dejado de trabajar y ha puesto el cuerpo para garantizar el abastecimiento con un incremento de la demanda del 40% para consumo en hogares; se ha visto perjudicado en la cadena comercial por el fijador de precios que le ha comprado barato y ha remarcado el producto al público con altos márgenes; y ha afrontado incrementos de costos desde marzo a la fecha de entre 30% y 35%.

La decisión del Gobierno Nacional de prorrogar la prohibición de actualizar precios de venta con los precios máximos impacta fuertemente en el sector. Esta situación ha obligado a los productores a preguntarse cómo hacer para seguir entregando mercadería a los mismos precios de febrero de este año –en algunos casos, a precio de septiembre de 2019–.

En paralelo, se registraron incrementos sustanciales en los costos de producción que superan el 35% –en granos, alimento, packaging y logística, entre otros– y aumentos salariales del 40%, que se contraponen con el magro incremento del 3,5% de aumento que autorizó el Gobierno; y, por último, restricciones de circulación dispuestas por los gobiernos provinciales por motivos sanitarios que afectan severamente la viabilidad de la producción y que provocan situaciones límite.

Los productores avícolas están instalados en 18 de las 24 provincias y representan el 47% de la proteína animal consumida en el país. Cada argentino consume, en promedio, unos 130 kilos anuales de proteínas animales, de los cuales 68 kg corresponden al huevo y el pollo.

Por otra parte, el permiso para el ingreso de productos de Brasil también afecta al sector. Después de 21 años, se está permitiendo la importación de huevo en polvo desde ese país por parte de las empresas alimenticias, cuando importar un repuesto para una máquina es prácticamente imposible. Esa importación, según los cálculos del sector, se hace a un precio entre 10% y 15% por debajo de los valores locales.

El sector emplea a 35.000 personas en forma directa, y transforma 2.300.000 de toneladas de cereales en proteína animal de primer nivel. Es una industria transversal: tiene una estrecha relación con la construcción, la logística, la industria papelera, la industria del plástico, la industria metalúrgica y la farmacéutica.

Las exportaciones de ovoproductos fueron en descenso en la última década de manera drástica. Según los registros de Capia, se pasó de exportar en 2010 el 8% del total de la producción de huevos del país a un 1,6% en 2020.

Para revertir la situación, el sector necesita de medidas concretas por parte del regulador en materia impositiva, de precios, de fomento de las exportaciones, de financiamiento productivo y de simplificación de los procesos administrativos. “Solo así podrá seguir creciendo sostenidamente”, concluye el comunicado de Capia.