Cabaña Las Tranqueras: tradición y herencia bovina

Con más de 40 años en el mercado, el emprendimiento de Horacio La Valle y Marta Vila Moret se especializa en el desarrollo genético de razas Angus y Hereford con excelentes resultados

Cabaña Las Tranqueras: tradición y herencia bovina
jueves 05 de diciembre de 2019

Desde hace más de cuarenta años, el emprendimiento lanzado por el matrimonio conformado por Horacio La Valle y Marta Vila Moret, dos referentes de la industria ganadera argentina, denominado Cabaña Las Tranqueras, viene desarrollando genética Angus y Hereforld con excelentísimos resultados. Entre sus logros, se destacan quince grandes campeones de la tradicional Exposición Rural de Palermo.

El proyecto inició con la compra de un grupo de terneras a Las Lilas y la adquisición de unas vaquillonas Hereford registradas en un remate del padre de Vila Moret. A partir de allí, Las Tranqueras revolucionó el concepto de cabaña, aplicando tecnología de trasplante embrionario que hasta ese entonces no estaba tan difundida en el país.

La finca trabaja con razas Hereford y Angus Pedigree, puras, controladas, y embriones de vacas consagradas en la Argentina y los Estados Unidos. Desde el primer Gran Campeón de Palermo de 1986, “Hechicero”, se construyó una familia integrada por “Satanás”, “Edward”, “Bienvenido”, “Rainbow”, “Vagabundo”, “Satán”, “Thunder”, “Farolito” y “Festejado”.

“Pocas cosas se comparan con la satisfacción del trabajo compartido y bien hecho. Ver nacer un ternero, dejarlo retozar junto con su madre en el campo, seguir su desarrollo y luego ver a sus hijos y a sus nietos, es algo que nos apasiona; así como también imaginar las combinaciones posibles y cómo será su descendencia. Es una labor sumamente dura, que requiere de tareas diarias. Renovamos las esperanzas con cada ternero que nace. Hay que estar muy atentos para realizar un buen proceso de selección”, aseguró La Valle.

Las Tranqueras busca toros funcionales que se muevan bien, con mucha carne, cuartos traseros anchos, buen arco de costillas y estructuras. En el caso de las hembras, se aspira a que sean femeninas y puedan criar bien a sus terneros.

“El proceso arranca cuando uno gesta la ternera. Es un camino largo, que requiere muchos cuidados para no desviarse. Cada vaca tiene registro de cómo fue produciendo y qué destino tuvo su descendencia. Actualmente, con los trasplantes embrionarios, la cantidad de datos generado se multiplica. Además de las crías naturales, una vaca puede llegar a tener cien hijos”, explicó La Valle.

La Cabaña se adapta a los requerimientos del mercado local, mediante un proceso de mejoramiento continuo que posibilita mayor precocidad y facilidad de engorde. “Hemos trabajado mucho para bajar el peso al nacer y no tener problemas de parto, manteniendo niveles de conversión altos y buen peso al destete y final del desarrollo”, agregó el productor.

Para mantener los rendimientos, se utilizan tecnologías de producción y reproducción que facilitan la actividad a partir de la muestra de datos ocultos que permiten predecir ciertas características a campo y al gancho, como: ecografías, transferencia embrionaria, inseminación artificial y fertilización in vitro.

Al respecto, La Valle afirmó que el análisis genómico empleado genera esperanzas para un futuro lleno de inversiones. “Permite relacionar dos factores muy importantes: los genes del animal y la eficiencia de conversión de alimentos. Es decir, busca líneas genéticas en cuyos hijos e hijas engorden más comiendo menos en menos tiempo. Además, esos análisis se pueden usar para detectar enfermedades potenciales, evitar líneas de sangre problemáticas y afinar la calidad de selección”, acotó.

Asimismo, en los últimos años se expandió el uso de información cuantitativa proveniente de programas de evaluación genética de distintas asociaciones de criadores, lo que posibilitó predecir variables considerables como el peso al nacer, al destete y al año y medio; la cantidad de leche materna; la circunferencia escrotal; el área de ojo de bife y la grasa intramuscular, entre otras. “Las asociaciones procesan la información de modo que cuando uno compra un toro sabe cómo estarán sus datos de acuerdo a la raza y qué se puede esperar de su descendencia.”, planteó el impulsor.

Según La Valle, la ganadería argentina debería aspirar a abastecer el mercado externo, que con el paso del tiempo empezó a demandar cada vez más carnes rojas. “Tenemos que avanzar en las negociaciones para exportar. Para esto, es importante que las razas carniceras sean plásticas y se adapten tanto al requerimiento interno como al externo”, concluyó.

 

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