uego de que el Gobierno autorizara un incremento salarial del 40% para los trabajadores de la industria avícola, la Cámara Argentina de Productores Avícolas (Capia) consideró que ese aumento era “forzado”, a la vez que remarcó que la situación del sector es alarmante porque vienen con precios congelados.
El Gobierno acató el pedido de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre). De esta manera, desde el 1° de noviembre el salario básico pasará a ser de $50.941,80, incluyendo presentismo y título educativo.
“El sector empresario representado por Came, la SRA (Sociedad Rural Argentina), CRA (Confederaciones Rurales Argentinas), Coninagro, Federación Agraria, Capia y CEPA (Centro de Empresas Procesadoras Avícolas) habían unificado criterios proponiendo un incremento del 30,8% sobre el salario real de 2019, lo que llevaba al salario básico del recién ingresado a la suma de 44.256 pesos, incluyendo los plus de presentismo y título primario. Además, se habían propuesto 3 cuotas de 1.500 pesos adicionales, cada una no remunerativas”, explicaron desde CAPIA.
En esa línea, el presidente de la entidad, Javier Prida, señaló que “la realidad del sector es muy grave”, ya que “los productores de huevos tienen los precios congelados desde el 6 de marzo y una magra recomposición del 3,5% en julio, cuando se registran incrementos sustanciales en sus costos de producción que superan el 43% entre maíz, soja, servicios, envases, logística e insumos”. Por ese motivo, consideró que “lo que se dispuso no es racional y, sobre todo, no es viable”.
Asimismo, en el sector adviertieron que la industria “está inhabilitada de recomponer los precios para corregir esos desequilibrios, y vende el producto con valores anclados al 6 de marzo último, con una leve recomposición del 3% que las autoridades habilitaron en julio último”.
Por otro lado, denunciaron que el huevo en polvo importado de Brasil llega a la Argentina por debajo de los costos. “La pregunta es para qué hicimos el esfuerzo de subir los niveles producción si el Estado no nos permite recomponer precios y, además, los costos se incrementan en todas las variables y competimos contra el huevo extranjero que ingresa por debajo de los costos internacionales”, concluyó Prida.