Santiago Tourn, investigador de la Facultad de Ciencias Agrarias de Balcarce, sostiene que la regulación de la fertilizadora es una actividad sencilla y de muy bajo costo que puede garantizar un ancho de labor efectivo óptimo y un bajo nivel de variación de la dosis objetivo en el terreno.
Para buscar rendimiento, calidad y reposición de nutrientes es necesario, por un lado, ajustar las dosis y, por el otro, contar con una distribución homogénea del fertilizante que permita lograr una misma cantidad del nutriente que esté a disposición de las plantas. Mayoritariamente, el sistema utilizado es el de las fertilizadoras por proyección (al voleo) con distribución por platos.
Según Tourn, el punto de caída del fertilizante, la velocidad de giro de los platos y la posición de las aletas influyen notablemente en la eficiencia de la labor. En este sentido, no prestar atención a las regulaciones de las fertilizadoras significaría una pérdida. Y, de la mano con esto, es imprescindible la evaluación periódica de la uniformidad de distribución de las fertilizadoras para conocer los niveles de variación que presentan con un tipo o más de fertilizantes, aún cuando son recién adquiridas o tienen muy poco uso.
Por último, si la fertilizadora logra un buen desempeño con urea y se utiliza otro fertilizante con mayor SGN, con niveles de dureza similar y nitrato de amonio calcáreo, es más probable que la variación esté en el ancho de labor efectivo (mayor que con urea) que en la uniformidad de distribución.