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Montar a caballo por las sierras cordobesas es un paseo que debe hacerse por lo menos una vez en la vida, y mejor aún si se lo complementa con una jornada de campo y gastronomía criolla. La mayoría de las cabalgatas que se realizan en Córdoba son por caminos de montaña, bordeando arroyos y recorriendo montes.
La duración del paseo se adapta al gusto de los visitantes, incluyendo travesías de varios días con acampes nocturnos o alojamiento en casas de campo. Los animales son mansos y dóciles, amigables con los niños y aptos para paseos familiares.
Daniel López y Romina Leguizamón son los responsables de este emprendimiento familiar en la localidad de Huerta Grande. Dedicados al turismo desde hace veinte años, se hicieron cargo del casco de una estancia de 1890 y la restauraron para desarrollar este proyecto con 22 animales.
La cabalgata es la principal actividad, que se puede complementar con una experiencia rural de día de campo. El establecimiento ofrece una cocina criolla y serrana, elaborada con productos de la huerta orgánica. El día de campo, por ejemplo, arranca con un desayuno compuesto por pan con dulces caseros, jugos naturales y mate cocido de hierbas serranas. Más tarde, se realiza un paseo por la estancia y se hacen juegos de recreación mientras se prepara el almuerzo. La cabalgata llega a la hora de la siesta y puede extenderse por unas tres horas.
También está la posibilidad de realizar un día completo de travesía hasta la Pampa de Olaen (unas nueve horas a caballo), o una cabalgata de doce horas atravesando las Sierras Chicas con acampe en una posta.
Además, una vez al año efectúan una cabalgata solidaria a una escuela rural para llevar donaciones. “En general, los chicos traen a los padres; ellos son los promotores de estos paseos porque disfrutan del contacto con el animal. Siempre decimos que los caballos son nuestros amigos, nuestros compañeros de trabajo”, comentó Leguizamón, a la vez que señaló que cada vez son más los extranjeros que quieren vivir una experiencia diferente.
Salvador Giménez convirtió su amor por los animales en un emprendimiento: la estancia El Rosal. El establecimiento cuenta con diferentes ofertas conforme a los gustos, la edad y el tiempo disponible de los paseantes. La básica es una visita guiada por el casco de la estancia y algunos puntos históricos relevantes de la zona, como los morteros comechingones, las construcciones de adobe de 300 años y los antiguos corrales de piedra. Dicho paseo dura una hora y media y la dificultad es baja.
El Rosal brinda un almuerzo campero que comienza con una picada de salame de la colonia y pan casero, y continúa con un asado acompañado de malbec. Después, se puede realizar una cabalgata a orillas del arroyo Chavascate.
Para quienes tienen un espíritu más aventurero y buen estado físico, ofrece dos días a caballo para recorrer las Sierras Chicas, remontar el río y llegar a unos 1.600 o 1.800 metros de altura. La noche se pasa en una cabaña rústica situada en medio de la montaña.
Giménez es uno de los organizadores de la Cabalgata Brocheriana, que se realiza por las Altas Cumbres replicando el camino que hacía el santo argentino entre la ciudad de Córdoba y Traslasierra. “Las recomendaciones son la mejor forma para crecer; hay cada vez más extranjeros y lo que pretenden es contactarse con los lugareños, conocer las costumbres. Por eso, por ejemplo, cocinan con nosotros como una forma de participación”, cuenta.
Dafne Slater, una cordobesa descendiente de escoceses que se instaló en Santa Mónica –pleno Valle de Calamuchita, entre Santa Rosa y Yacanto–, se dedica al turismo ecuestre desde hace 20 años. Slater cuenta con cuarenta caballos, pero destina una docena a los visitantes. “Es el número ideal para que el grupo sea manejable, que vaya seguro. Siempre hay un guía al inicio y otro al final; los animales, todos en fila”, detalló.
Además de cabalgatas, Slater ofrece equino-recreación y equinoterapia, y talleres de jardinería. “Todo lo hacemos en compañía de nuestros amigos de cuatro patas; recorremos los cerros y aprendemos junto a ellos, siempre reafirmando la importancia de vivir en armonía con la naturaleza y sabiendo que debemos respetarla”, añadió. La cabalgata más pedida es la de entre una y dos horas, ideal para familias con niños y gente con poca experiencia en montar.
Mario Frisina lleva 20 años organizando travesías en el oeste cordobés. Cuenta con cabalgatas de cinco horas en total hasta la Cascada Escondida. Salen desde Mina Clavero en camioneta y suben por la Pampa de Olaen hasta alcanzar los 1.900 metros. “Es un paseo a campo traviesa en plena montaña; para quienes quieran hacemos un asado y en verano pueden disfrutar de un baño en La Olla", explicó. Sin embargo, para los más osados y entrenados, prepara paseos de tres días hasta el Champaquí.
Otra opción que ofrece es el avistaje de cóndores en la zona de las Altas Cumbres; la excursión incluye una explicación de la topografía, la fauna y la flora. En días de buen clima, los cóndores vuelan a quince metros de los turistas y desde el cordón se puede observar íntegro el valle hasta la precordillera de La Rioja.
