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Islote Lobos: una perla patagónica que se convertirá en parque nacional

Este paraíso desconocido sirve de refugio a numerosas especies. Sin embargo, pese a su vitalidad, es un ecosistema frágil y la categorización de parque nacional será vital para que pueda perdurar

 Islote Lobos: una perla patagónica que se convertirá en parque nacional
viernes 07 de agosto de 2020
E

l Complejo Islote Lobos es un minúsculo rincón de la Argentina prácticamente desconocido hasta hace poco, cuando se supo la noticia de la creación del parque nacional N° 40 de nuestro país.

Cuando se formalice, la provincia de Río Negro contará con su segundo parque, y tendrá en su territorio, a la vez, al más antiguo y el más joven, uno sobre la costa y otro en los Andes: el Nahuel Huapi y el nuevo Islote Lobos.

El sitio se encuentra a unos 50 kilómetros de Sierra Grande, un pueblo minero rionegrino, y a una distancia similar de San Antonio Oeste, la cabecera de la región. La zona protegida provincial cubre actualmente una superficie de costa y otra de océano en torno a los islotes y hasta la Punta Pozos, al norte de Playas Doradas.

Los cinco islotes están pegados a la costa y apenas sobresalen por encima de las olas cuando sube la marea. El más septentrional es el más aislado, el menos accesible y el más desolado. Sin embargo, dio su nombre a todo el conjunto. Luego del Islote Lobos, vienen hacia el sur en dirección a Playas Doradas los otros cuatro: La Pastosa, Ortiz Norte y Ortiz Sur, Redondo y la islita de los Pájaros.

Este paraíso natural poco conocido y, en consecuencia, poco visitado, sirve de refugio a numerosas especies de aves marinas y terrestres. También es una importante área de descanso para las aves migratorias durante sus largos viajes. El mar es poco profundo, rico en nutrientes y propicia la proliferación de crustáceos, moluscos y peces: para los pájaros y los lobos marinos, es como una heladera siempre llena. A pesar de esta evidente vitalidad, tanto el ecosistema como sus habitantes son frágiles y la categorización próxima como parque nacional, con más y mejores medios para su cuidado y su conservación, será vital para que pueda perdurar.

Daniel Somma estima que la concreción del parque no tardará a pesar de la pandemia y los confinamientos que obstaculizan la marcha normal de la administración. “La gobernadora de Río Negro impulsará la ley provincial de aprobación del Plan de Manejo que ya aprobó por decreto. El segundo paso será la ley de cesión de la jurisdicción a la Nación, pero estimo que entre este semestre y el próximo el parque ya estará legalmente creado”, indica.

 

Área natural protegida

Por el momento, el miniarchipiélago tiene estatuto de área natural protegida provincial, como recuerda la bióloga Patricia González, coordinadora del Programa Humedales de la Fundación Inalafquen, quien participó junto a otras voces de la región y de la provincia en la elaboración del Plan de Manejo que estudió en profundidad la naturaleza, las características y las amenazas de este fragmento único de la costa patagónica.

“Los islotes son muy importantes desde el punto de vista de la biodiversidad, porque son lugares de reproducción de lobos de un pelo y de muchas aves marinas y costeras”, señala.

En la misma línea, remarca que “las aves no pueden nidificar en cualquier lugar. Tienen que proteger sus nidos de predadores y del clima. Las islas con su vegetación son ideales para varias especies. Uno de los trabajos más importantes del plan fue la delimitación de zonas y precisar cuáles son las intangibles para que las visitas no perturben la fauna”.

González tiene una importante trayectoria en el estudio de las aves marinas de la región, particularmente las migratorias, como el playero rojizo, una especie en peligro de extinción que viaja dos veces por año entre el extremo sur y el extremo norte de las Américas.

El más accesible de los islotes es La Pastosa, donde anida la mayor cantidad de pingüinos de la colonia. Como el resto, seguramente formará parte de la zona intangible, pero las futuras visitas se podrán acercar a zonas de observación.

Daniel Somma adelanta que estudian y trabajan sobre la base de las zonas propuestas por el Plan de Manejo, al tiempo que sostiene que “se van a ajustar a los estándares de la APN. Los visitantes estarán limitados a sectores que mantendrán distancia con la fauna para no impactar en ella".

 

La intención es proteger y resguardar

Hasta el momento, los islotes contaron con la protección de dos guardafaunas provinciales que se formaron con el guardaparque Daniel Paz Barreto. Sin embargo, el mayor resguardo de este maravilloso ecosistema fue su relativa inaccesibilidad. Son realmente pocos quienes se aventuran por tierra siguiendo huellas de ripio por el monte o por mar, a bordo de gomones desde Playas Doradas.

El titular de Parque Nacionales aclara sobre este tema que “los islotes recibían hasta dos grupos de 20 personas cada día proveniente de Las Grutas. Uno de los productores locales, Mauro Bregante, creó un emprendimiento turístico rural. Organiza pernoctes, asados y visitas a los islotes. Se limitó la cantidad de gente que llevaba para frenar el impacto.

“Es mejor que el acceso no sea tan fácil porque los vehículos 4x4 provocan muchos daños. No tanto por las huellas que dejan en el paisaje sino por pasar encima de zonas de nidificación de aves cuando se hacen travesíasW, subraya Patricia González.

 

Huellas tehuelches

La zona de los islotes también es muy rica en vida marina, ya que está llena de crustáceos, peces, moluscos y cetáceos. Se registra la presencia frecuente de varias especies de delfines como la escasa franciscana, el delfín más amenazado del continente.

Como en Las Grutas, el mar se retira muy lejos y deja al descubierto una ancha zona intermareal. Las depresiones en las rocas se transforman en piletones naturales donde quedan atrapados pececitos y moluscos hasta la siguiente marea. Este ecosistema era frecuentado desde tiempos inmemoriales por los tehuelches. Los pulperos no son sus descendientes, pero sí sus continuadores.

A pesar de ser una reserva natural, la costa de los islotes es el último lugar del país donde se sigue practicando una pesca trashumante como en tiempos prehispánicos. La protagonizan los pulperos que viven en un asentamiento al margen de Las Grutas, y buscan pulpitos patagónicos a lo largo de las costas rionegrinas y hasta Puerto Madryn.

Los habitantes originales de aquellos lares dejaron varias huellas de su paso por los islotes. Todavía se notan los senderos que marcaron, se encuentran artefactos líticos, fragmentos de cerámicas y concheros que demuestran que venían con regularidad y se alimentaban de lo que capturaban y recolectaban en estas extensiones liberadas temporalmente por el océano.

Al igual que la protección de la naturaleza, el pasado de esta porción de la Patagonia costera necesita que el nuevo parque nacional sea promulgado en breve para poder gozar de la protección que merece y de esa manera, convertirse en un nuevo y deslumbrante atractivo dentro de marcos pautados.

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